El desempeño de una actividad económica conlleva una serie de responsabilidades y riesgos. También todo autónomo o empresario podría producir un daño a un tercero, ya sea por acción, omisión o negligencia. En ocasiones estos daños tienen consecuencias penales, cuando la acción, omisión o negligencia está tipificada como delito, o bien civiles, cuando se entiende que no siendo delito, sea preciso reparar o reponer la situación anterior al daño, o ambas.
No puedes controlar todo lo que pasa a tu alrededor, pero sí protegerte de las adversidades y accidentes que puedan afectar a tu empresa y a tu figura de empresario, contratando para ello un seguro de Responsabilidad Civil general.